Y por fin me fui a Banjul… a recoger mi flamante coche con algunos enseres dentro y el container con el material hospitalario… pero no… este no llegara hasta el día 5, es el enésimo aplazamiento y esto me hace poner de los nervios… hay demasiada gente esperando , si no llega el container el hospital no puede funcionar en condiciones optimas. Así que me vuelvo para Baja Kunda.
Y la aventura continua…
Ya de por si, intentar llegar de Serekunda a Banjul a las 5’00 de la mañana para poder coger el primer ferry, diluviando, sin un alma en la calle para poder preguntar y sin carteles indicadores en las carreteras, ya es una aventura en si misma… la cuestión es que llegue al puerto, no se si por intuición o por suerte… pero como el destino a veces te da una de cal y otra de arena, pues eso, la suerte luego se convirtió en desgracia…
Cuando llegue al puerto un muchacho muy “amablemente” me ofreció la posibilidad de saltarme los 24 coches que ya estaban esperando en la cola, naturalmente previo pago de unos centenares de dalasis. Como no cedí a la propuesta, el se dispuso a pasare al plan “B”… de la amabilidad, paso a la “habilidad” acompañándome gentilmente a la taquilla a buscar el ticket… mientras, sus compañeros, que en ese momento se encontraban, “silbando y mirándola cielo”, aprovecharon para desvalijarme el coche… si, amigos, una vez mas me robaron, se llevaron la tele que tenia como destino la escuela de Baja Kunda y mi mochila con mis enseres… una vez mas me quede “con lo puesto (literalmente)”… debo tener cara de “buena gente” o de “tonto”, una de dos… y por desgracia aun hay personas que se aprovechan de tipos con alguno de estos dos perfiles…que pena… estos individuos le robarían a un ciego y a su madre…
La aventura continua… intentar poner una denuncia con quien habla “mandinglish”, es eso una autentica proeza… ahí quedo eso, yo cabreado, sin entender como se puede robar en un coche, donde pone un rotulo que habla de solidaridad, y que cuyo material es el resultado de donaciones que tienen como destinatarios el pueblo gambiano… robar, esta mal, manguis los hay en todos lados, pero robarle a quien viene a “ayudar” eso esta peor…”i don’t undestand nothing”..
Pues nada, conseguí salir del barco con “tan solo” una raya en el coche, tras seguir las habilidosas instrucciones de unos aparcacoches que no se ponían de acuerdo en donde estaba la derecha o la izquierda.
Pero vaya aquí no acaba la cosa… ¿que le puede pasar a un coche que circula unos cuantos kilómetros, aunque salga con el deposito lleno?, pues que se quede sin gasolina… si te pasa en España, llamas a la asistencia en carretera y problema resuelto, cuando te pasa en Gambia, la cosa cambia… no puedes hacer otra cosa que dejar el coche e ir a por gasolina… como la suerte esa vez estaba de mi parte una vez mas, aprovechando una bajada (una de las pocas que hay en el país, de ahí lo de “suerte”) conseguí llegar en punto muerto justito, justito en la entrada de un pequeño poblado de 8 casas y eso me dio una pequeña garantía, dadas las circunstancias, de que no me encontraría el coche desvalijado a la vuelta de ir a buscar el combustible.
Andando por la carretera con un sol abrasador intentaba llegar a un pueblo, que según las indicaciones de un anciano del lugar, me dijo que estaba “near”, eso es cerca, no??... vale seria cerca según con que lo compares… pero a mi me pareció un largísimo trayecto, vaya, que no se veían ni las casas… en estas que pasaba en dirección contraria un muchacho con una bici, y así con signos, le convencí para que me llevara en su bici al pueblo… bueno, realmente lo que le convenció, fue el sonido de los 5 dalasis que le di… y así, yo pedaleando de pie, y el sentado en un sillín, en una bici destartalada, sin frenos llegamos al pueblo y pude aprovisionarme de fuel…
Lo único bueno que saque de esta ultima anécdota fueron las bonitas instantáneas, que tome de los niños de la pequeña villa… además les regale un balón y eso, contentos ellos y contento yo…
Fin del capitulo…
Y la aventura continua…
Ya de por si, intentar llegar de Serekunda a Banjul a las 5’00 de la mañana para poder coger el primer ferry, diluviando, sin un alma en la calle para poder preguntar y sin carteles indicadores en las carreteras, ya es una aventura en si misma… la cuestión es que llegue al puerto, no se si por intuición o por suerte… pero como el destino a veces te da una de cal y otra de arena, pues eso, la suerte luego se convirtió en desgracia…
Cuando llegue al puerto un muchacho muy “amablemente” me ofreció la posibilidad de saltarme los 24 coches que ya estaban esperando en la cola, naturalmente previo pago de unos centenares de dalasis. Como no cedí a la propuesta, el se dispuso a pasare al plan “B”… de la amabilidad, paso a la “habilidad” acompañándome gentilmente a la taquilla a buscar el ticket… mientras, sus compañeros, que en ese momento se encontraban, “silbando y mirándola cielo”, aprovecharon para desvalijarme el coche… si, amigos, una vez mas me robaron, se llevaron la tele que tenia como destino la escuela de Baja Kunda y mi mochila con mis enseres… una vez mas me quede “con lo puesto (literalmente)”… debo tener cara de “buena gente” o de “tonto”, una de dos… y por desgracia aun hay personas que se aprovechan de tipos con alguno de estos dos perfiles…que pena… estos individuos le robarían a un ciego y a su madre…
La aventura continua… intentar poner una denuncia con quien habla “mandinglish”, es eso una autentica proeza… ahí quedo eso, yo cabreado, sin entender como se puede robar en un coche, donde pone un rotulo que habla de solidaridad, y que cuyo material es el resultado de donaciones que tienen como destinatarios el pueblo gambiano… robar, esta mal, manguis los hay en todos lados, pero robarle a quien viene a “ayudar” eso esta peor…”i don’t undestand nothing”..
Pues nada, conseguí salir del barco con “tan solo” una raya en el coche, tras seguir las habilidosas instrucciones de unos aparcacoches que no se ponían de acuerdo en donde estaba la derecha o la izquierda.
Pero vaya aquí no acaba la cosa… ¿que le puede pasar a un coche que circula unos cuantos kilómetros, aunque salga con el deposito lleno?, pues que se quede sin gasolina… si te pasa en España, llamas a la asistencia en carretera y problema resuelto, cuando te pasa en Gambia, la cosa cambia… no puedes hacer otra cosa que dejar el coche e ir a por gasolina… como la suerte esa vez estaba de mi parte una vez mas, aprovechando una bajada (una de las pocas que hay en el país, de ahí lo de “suerte”) conseguí llegar en punto muerto justito, justito en la entrada de un pequeño poblado de 8 casas y eso me dio una pequeña garantía, dadas las circunstancias, de que no me encontraría el coche desvalijado a la vuelta de ir a buscar el combustible.
Andando por la carretera con un sol abrasador intentaba llegar a un pueblo, que según las indicaciones de un anciano del lugar, me dijo que estaba “near”, eso es cerca, no??... vale seria cerca según con que lo compares… pero a mi me pareció un largísimo trayecto, vaya, que no se veían ni las casas… en estas que pasaba en dirección contraria un muchacho con una bici, y así con signos, le convencí para que me llevara en su bici al pueblo… bueno, realmente lo que le convenció, fue el sonido de los 5 dalasis que le di… y así, yo pedaleando de pie, y el sentado en un sillín, en una bici destartalada, sin frenos llegamos al pueblo y pude aprovisionarme de fuel…
Lo único bueno que saque de esta ultima anécdota fueron las bonitas instantáneas, que tome de los niños de la pequeña villa… además les regale un balón y eso, contentos ellos y contento yo…
Fin del capitulo…
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